Una de las artes marciales japonesas menos conocida es el Yabusame. A caballo y ataviados con trajes tradicionales galopan a toda velocidad mientras apuntan y disparan con sus arcos flechas a toda velocidad. El Yabusame se originó en el período Kamakura (siglo XII), cuando era practicado por los samurais. Hoy en día se practica frente a los numerosos templos de Japón.
En sus inicios, el arquero que no acertaba en la diana pagaba con su vida. Nacieron dos modalidades: la de la Era Kamakura, llamado Koshiki, y la de la Era Edo, llamado Kisha Hasamimonoshiki, creado por el shogun Yoshimune Tokugawa. Los días 14–16 de septiembre tiene lugar un festival dedicado al Yabusame en el Santuario Tsurugaoka Hachimangu en Kamakura con procesión de carrozas y exhibición de Yabusame.
Tensar un arco requiere que el arquero realice un contrapeso hacia atrás con el brazo tensador, es decir, mantenerse firme. Las flechas, sin embargo, son relativamente poco letales, por lo que son inútiles en la lucha cuerpo a cuerpo. Cuando sobre el siglo XII Japón era gobernado por samurais, se ofrecía el Yabusame a los dioses. Consistía en una competición en la que el arquero montado en su caballo debía disarar tres flechas con un kabura en la punta (una bola), debiendo acertar en tres blancos. La flecha emitía un silbido agudo que era perceptible por el silencio que guardaban los asistentes a estas competiciones. Al llevar plumas de ganso, la flecha parecía más un ave que un arma. Existen numerosas escuelas de Yabusame donde los estudiantes practican durante horas.
La Kabura es el símbolo del sol, la pluma de ganso la tierra y acertar en la diana es símbolo de armonía entre ambas., una unión natural. Los clanes poderosos realizaban competiciones dentro de sus demarcaciones, realizando estas demostraciones siempre en algún lugar cercano a un templo sintoísta. La competición consiste en que cada arquero recorre a galope una pista de unos 250 metros, a lo largo de la cual hay colocados tres blancos, a los que tiene que disparar. Los blancos son unas tablas de madera cuadradas. Además de la dificultad de acertar en el blanco, está la de controlar al caballo únicamente con las piernas durante todo el trayecto. Toda la ceremonia tiene un aire de solemnidad y unos protocolos a seguir, por lo que no se trata de una competición deportiva sin más, sino más bien de un ritual. A los ganadores se les da una tela blanca, que se colocan al hombro, simbolizando el favor de los dioses.Los clanes poderosos ejercían protectorados en diferentes áreas o gobernaciones feudales, en ellas realizaban competencias de sus artes marciales, según un antiguo escrito, presentando sus técnicas en honor a los Dioses en un gran Templo Sintoísta.
Los arqueros a pie eran por lo tanto sumamente vulnerables, especialmente contra adversarios con armadura. Los arqueros a caballo, con su peso descansando sobre el caballo, podían cargar y lanzar las flechas en movimiento. Una famosa táctica era el disparo parto, que consistía en girar tras el enemigo y dispararle (por esta razón, el término flecha parta se aplica también a una observación especialmente desagradable de la despedida). El arma más elegida por los arqueros a caballo era el arco de doble curvatura, al ser lo suficientemente compacto como para disparar desde el caballo y mantener el suficiente alcance y poder de penetración.
Un inconveniente de los arqueros a caballo era que los movimientos de un caballo corriente pueden alterar la certeza del disparo. Tras la invención del estribo, los arqueros a caballo podían levantarse sobre los estribos para absorber el movimiento del caballo. Otro método para mejorar la puntería del disparo radicaba en realizar éstos en los espacios de tiempo entre las zancadas del caballo.
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